1. Percepción auditiva:
Los sonidos del entorno, carecen de significado para el niño, que necesita ayuda para reconocerlos y para determinar su valor funcional. Esto, solo es posible si se facilita y se repite de forma consistente el contacto corporal con el objeto que produce el sonido, emparejando así dichos sonidos con estímulos táctiles. La familia y los maestros deben conducirle hasta el objeto, explicando lo que es y de dónde procede, hasta conseguir que le resulte familiar y lo relacione por sí mismo. Sonidos como los de casa, los de la calle o los producidos en los transportes públicos, son muy buenos instrumentos para este tipo de aprendizajes.
Se deben
favorecer, en etapas tempranas, la coordinación oído-mano como sustituto de la
coordinación ojo-mano. Esta se logra al final del primer año, con un retraso de
seis meses, aproximadamente, con respecto a los niños que ven. Y se puede
estimular mediante juegos que asocien lenguaje, canciones, utilización de
juguetes sonoros, etc. Sin embargo, si la visión
se pierde más tarde, hará falta una estimulación más estructurada para el desarrollo de las destrezas auditivas.
Orientaciones a los padres para favorecer en la vida diaria el uso de la visión: |
• Ruido ambiental: Es muy importante cuidar el nivel de ruido ambiental, tanto en casa como en la escuela. Un nivel alto impedirá al niño escuchar los sonidos significativos.
• Signos de atención: A veces, el niño que no ve nada, presenta una inmovilidad excesiva y parece estar encerrado en sí mismo, sin mostrar interés por lo que le rodea, pero no es así, y las personas cercanas a él, deben entender que así es como puede escuchar mejor lo que está pasando en el entorno. El hecho de que gire la cara y no dirija sus ojos a quién habla, es signo de que utiliza su oído para facilitar la escucha activa, y no de que esté distraído sin prestarnos atención.
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2.Percepción háptico/táctil:
Los niños
con discapacidad visual acceden a la información fundamentalmente a través de
la percepción háptico/táctil y acústica por medio del lenguaje. Los que necesitan utilizar el
código lectoescritor braille precisan una atención especializada para su
aprendizaje. Desde edades tempranas se comienza la sensibilización táctil de
las yemas de los dedos, que les permitirá discriminar con facilidad, además de
las letras del alfabeto braille, gran cantidad de texturas y materiales. Es
conveniente dar orientaciones a las personas cercanas para que seleccionen
bien los juguetes, de manera que les permitan experimentar con numerosas
variedades (madera, metal, goma, papel, esponjas, toallas), explicando con anterioridad
lo que se les va a presentar en sus manos.
Algunas
actividades cotidianas requieren la utilización del tacto de manera indirecta,
por lo que es necesario trabajarlas de manera específica. realizando ejercicios
que desarrollen métodos de exploración para identificar los objetos, utilizando
las dos manos.
Orientaciones a los padres para favorecer en la vida diaria el uso de la visión: |
• Sensibilización táctil: Debe potenciarse desde edades tempranas, para más adelante realizar útiles discriminaciones entre texturas y materiales. Además, será necesaria dicha sensibilidad háptica para hacer uso del alfabeto braille.
• Experimentación a través de juguetes: Deben ser variados y de todo tipo de materiales, que posibiliten una clara diferenciación de texturas. Además se ha de contar al niño previamente el objeto o juguete que se le va a entregar, para así además de diferenciar texturas pueda asociar un tipo de material a determinados objetos.
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Extraido de: Martínez Calvo, J. (2011). Madrid. ONCE. Manual de Discapacidad visual y autonomía personal. Enfoque práctico de la rehabilitación. Recuperado de:
https://sid.usal.es/idocs/F8/FDO26230/discap_visual.pdf
Realizado por: Judith.
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