El papel del maestro.
El maestro es un elemento clave en el proceso de inclusión educativa. Es necesaria la convicción de que la participación del alumno con discapacidad visual es posible en el contexto escolar, por ello deberá recibir una formación inicial y permanente en aspectos evolutivos y educativos de la discapacidad visual. La presencia de un alumno con baja visión o ciego le obligará a realizar ciertas modificaciones, por ello lo primero que tendrá que hacer el docente será concretar una reunión con el niño, su familia y un especialista de la ONCE para que el niño vaya reconociendo el aula y tanto la familia como el especialista nos orienten en los posibles errores que hayamos podido cometer a la hora de adaptar el aula, organizativo-didácticas que pueden resumirse en los siguientes puntos (Martínez Liébana, 2000):
• Hacer uso de medios alternativos a los usuales para el cumplimiento de los diferentes objetivos curriculares.
• Atender, en cada momento, al ritmo con que el alumno realiza las diferentes tareas escolares.
• Permitir la instalación en el aula de instrumentos y material didáctico específicos.
• Verbalizar cuanto escriba en la pizarra.
• Riterar la presentación de información.
• Flexibilidad en la elección de los sistemas de evaluación.
• Animar al alumno a la participación en clase y a la interacción con sus compañeros.
• Debe ser un elemento de apoyo esencial dentro y fuera del aula, con el que ha de cooperar y coordinarse continuamente.
El papel de los compañeros.
El papel de os compañeros del niño ciego o discapacitado visualmente es esencial ya que son el primer estrato de la sociedad en la que progresivamente él ha de integrarse. Del aprendizaje y de las experiencias que tenga en ese primer nivel dependerá el desarrollo posterior de su integración, por ello es muy importante propiciar entre ellos interacciones positivas de respeto, comprensión y mutua solidaridad.
Por otra parte, si la metodología de enseñanza que pone en práctica el profesor de aula es participativa y cooperativa, el alumno ciego puede recibir de su compañero vidente ayuda y apoyo, al mismo tiempo que proporcionarla él mismo, lo que generará sin duda un enriquecimiento mutuo y un considerable incremento del nivel de autoestima personal. Esto se corrobora con algunos estudios e investigaciones sobre el nivel de aceptación y el tipo de relación más frecuente que se entabla entre alumnos ciegos y videntes en aulas ordinarias. Otras destacan con toda claridad, el papel fundamental que en la integración del alumno ciego o deficiente visual desempeñan sus compañeros videntes, así como los beneficios extraordinarios que para ambos reporta la interacción mutua.
Recuperado de: https://actividadesinfantil.com/archives/5726
Ana Marcos Carmena.
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